viernes, 17 de mayo de 2013

Los 9 factores del canibalismo

1- ¿Qué es el canibalismo?

http://entertothematrix.files.wordpress.com/2011/07/zhu-yu-canibal-03.jpg?w=600

El canibalismo es el acto o la práctica de alimentarse de miembros de la propia especie. El término se aplica a cualquier animal, aunque se suele emplear el término caníbal para referirse al ser humano que se alimenta o come a otro ser humano (antropofagia).

El término proviene de la deformación de la palabra caribe en caniba o cariba del idioma taíno, parcialidad de la etnia arawak. Para los caribes, significaba «osado», «audaz»; para los arawak, «enemigo»; y para los europeos, «comedores de carne humana». Nativos de América que Cristóbal Colón encontró en la isla de La Española en su primer viaje y que practicaban la antropofagia, los caribes atacaban a los arawark para conseguir botines y de paso capturaban a los niños a los cuales castraban y criaban para comérselos.

Se trataba una práctica socialmente rechazada y legalmente sancionada, los casos particulares en sociedades occidentales, actualmente se relacionan con situaciones extremas de hambre, criminales o personas con profundos problemas psicológicos.

2- Origen

No se sabe a ciencia cierta cuándo los humanos adquirieron el hábito de la antropofagia. En Europa, Francia, Alemania y en concreto, entre otros, en los yacimientos arqueológicos de Atapuerca, en España, mediante el estudio de las marcas en los huesos encontrados en la cueva de la Gran Dolina demuestran que se practicó un canibalismo que, con toda seguridad, no fue producto de una hambruna y carecía de cualquier intención ritual, sino que se efectuó por lo que se ha denominado como canibalismo gastronómico ancestral. 

Se ha demostrado que el Homo antecessor lo practicaba hace ya unos 800000 años de antigüedad, siendo esta la referencia sobre canibalismo más antigua de Europa. Recientes estudios aportan pistas para creer que los seres humanos actuales tienen genes neandertales y el cruce entre especies podría haber ocurrido, además de aportar el rasgo cultural o hábito del antropofagia que es algo probado en diferentes yacimientos neandertales.

3- Canibalismo ritual y cultural

Varios arqueólogos afirman que restos arqueológicos en Mesoamérica y Sudamérica contienen muestras de canibalismo. Asimismo, se discute la extensión del canibalismo ritual en algunas culturas africanas o polinésicas.

Una de las sociedades que más desarrollaron esta práctica fue la de los guaraníes, quienes lo practicaban con fines religiosos, bajo la creencia de que era una forma de adquirir ciertas capacidades y aptitudes de la víctima. En Norteamérica, el análisis de los restos descubiertos en yacimientos arqueológicos habitados entre el 1150 y el 1200 d. C. por los anasazi, confirmó la existencia de canibalismo en este pueblo. Divulgado por primera vez en 1967, el bioarqueólogo Christy G. Turner probó más concretamente en la década de los 90 la existencia de canibalismo, gracias a los hallazgos de Richard Marlar de la Escuela de Medicina de la Universidad de Colorado. Junto con sus colaboradores afirman haber encontrado hemoglobina humana en los vasos de cerámica de la cultura anasazi, lo que sugiere que fueron cocinados con sangre humana. Más aún, en coprolitos humanos quemados (antiguas deposiciones), encontrados cerca del fuego en uno de los refugios abandonados, también se comprobó la existencia de hemoglobina humana.

4- Los caníbales blancos

 
 

En los años 20 del siglo XX el número 2 del folletín Tom & Katty de la Editorial española Gato Negro (antecesora de Bruguera), se presentaba con un título que generaba desasosiego: “Caníbales blancos”. Pero más que el título resultaba inquietante la imagen de portada, dos niños huérfanos estaban apunto de comer la carne de un pobre marinero muerto. Otros marineros, tan blancos como los niños, ya estaban dando cuenta de la carne de ese cadáver: uno comiendo un brazo entero previamente amputado y otro ingiriendo órganos del interior, quizá el corazón, sacado tras abrir el esternón. En la imagen los niños están a punto de recibir un pedazo, pero el texto no deja lugar a dudas sobre lo que sucedió: “los niños devoraron con fruición la carne del desgraciado marinero”.

Toda una larga historia de cuentos occidentales y de imágenes de caníbales elaborada desde siglos atrás convergía en esa portada que reproducía una larga secuela de dibujos sobre el canibalismo occidental. Una historia en la que entre otros marcadores que iremos viendo, aparece el motivo recurrente del consumo directo de extremidades corporales. Ese marinero que está dando cuenta de la mano derecha amputada del muerto tiene lejanos antecedentes. En una ojeada impresionista desde la Edad Antigua encontramos los siguientes precedentes de esa manera de comer de blancos caníbales: primero en El libro de las Maravillas de Marco Polo y concretamente en la edición iluminada de 1480-1485 se aprecia ese motivo claramente: piernas y manos en la mesa, en el plato y en la boca; en segundo lugar en un dibujo de la hambruna de Lituania de 1571 donde igualmente aparece a la derecha de la escena un hombre ingiriendo una pierna entera o, en fin, en la escultura de Leonhard Kern de 1650 “Mujer caníbal”.

En todas estas escenas no se puede decir esté presente la emoción positiva que suele tener la comensalidad, pero desde luego tampoco se aprecian formas de horror caníbal. Sin duda ese motivo se expandió hacia la visión de caníbales extraños. Las imágenes de ese pasado occidental se proyectaron en los caníbales lejanos descubiertos, de ahí el aire de familia de aquellas representaciones con, por ejemplo, las del canibalismo azteca pintado en el Códice Florentino o en la serie de dibujos de De Brie sobre el canibalismo amazónico. La inspiración de estos caníbales indígenas está en aquellos caníbales blancos y como si se tratase de un progresivo proceso de coloración caníbal llegamos a los más recientes caníbales negros.

5- Explicación

Según los relatos de los conquistadores, entre los pueblos nativos aliados y adversarios de Hernán Cortés, la práctica del canibalismo era habitual en actos religiosos y tras las escaramuzas; para lo cual, incluso se solía llevar sal a las batallas para salar a los enemigos muertos, de forma que les durase más tiempo su carne y pudieran volver con ella a sus poblados y repartirla entre sus familiares. Entre la aristocracia azteca se practicaba habitualmente el canibalismo en actos religiosos. El canibalismo como forma habitual de sostén alimenticio no ha sido probado y los casos de los que se suele hablar se basan en fuentes que podríamos calificar de parciales (conquistadores, enemigos, exploradores, etc.). En la psicología, el canibalismo se describe como el resultado de impulsos agresivos-orales no controlados, un acto antisocial originado por el deseo de dominación.

Parece probada la existencia del canibalismo ritual como ofrenda a los dioses o como manera de obtener la fuerza y el valor del guerrero enemigo. El principio básico que sustentaba la antropofagia guaraní era que la persona acumula energía a lo largo de su existencia, y que esa energía puede ser utilizada por otra persona para expandir la conciencia. El objetivo vital de los guaraníes era trascender los límites de la existencia cotidiana accediendo a lo que llamaban «la tierra sin mal»; un estado vital en donde una persona escapaba al daño, e incluso a la muerte (como supresión del nivel físico de la existencia). En este contexto, consumir la personalidad de una persona primero y su cuerpo físico después daba al practicante un incremento de energía imposible de conseguir por otros medios. De allí que los guaraníes no comieran a cualquiera, sino solo a los mejores. El canibalismo era parte del camino de la perfección o aguyé.

Es atribuido a muchas tribus y etnias: los nativos amazónicos, los aztecas, los pigmeos y otros nativos de la cuenca del río Congo, las tribus Korowai y Fore de Nueva Guinea.


 http://img.irtve.es/imagenes/canibalismo-colonos-eeuu/1367783408730.jpg

Los primeros colonos británicos del asentamiento de Jamestown, ubicado en Virginia (EE.UU.), dejaron unas huellas claras de canibalismo. Los arqueólogos del Instituto Smithsonian aseguran que recurrieron a esas prácticas en más de una ocasión.

Los científicos han presentado al público varios hallazgos y un busto femenino recreado a partir de dos fragmentos del cráneo que pertenecían a una supuesta víctima de los caníbales. En esta criatura, apodada convencionalmente 'Jane', no consideran tan impresionante el rostro como el tratamiento post mortem aplicado al cadáver.

La adolescente tenía solo 14 años cuando murió o fue asesinada, estiman los expertos. Sus huesos fueron cortados y desollados de una manera profesional, que aplican los carniceros, inmediatamente después del deceso. Los paisanos (las herramientas usadas evidencian que no eran indígenas) quitaron raspando todos los tejidos blandos, incluido el cerebro.

Según dice el antropólogo Douglas Owsley, jefe de una división del Museo de Historia Natural del Instituto Smithsonian, los restos muestran que hubo "una intención clara" de desmembrar el cuerpo, remover el cerebro y la piel del rostro para su posterior consumo.

Además de la calavera y la mandíbula inferior, de 'Jane' se conservó una pierna. Y asimismo tiene marcas de una cuchilla afilada, aplicada primero de forma tentativa y luego con fuerza, muestran los arqueólogos.

Distintas fuentes históricas señalaban que los pobladores del asentamiento, fundado en 1607 sobre el río James, dos años más tarde padecían hambruna y algunos se salvaron recurriendo a la antropofagia. Se estimaba que hasta el 80% de los colonos que habían viajado desde Gran Bretaña falleció durante el mortal invierno entre 1609 y 1610. Pero no todos los historiadores confiaban en aquellos testimonios.

Ahora se trata de "una prueba muy sólida" de esa terrible práctica en Jamestown, considera Owsley. Y otros restos humanos, aunque peor conservados, también lo confirman.

El 14 de febrero de 1779, en Kealakekua Bay en Hawái, el comandante de la expedición marina inglesa James Cook y algunos de sus hombres, fueron muertos y consumidos (aunque todavía existe controversia sobre la certeza este hecho) por la población local tras un intento fallido de secuestrar a su rey, en represalia a los robos de los nativos. Los restos remanentes fueron luego recuperados y se les hizo un funeral marino.

En 1809, los 66 pasajeros y la tripulación del barco The Boyd fueron muertos y comidos por maoríes en la península de Whangaroa, en la isla Norte, como parte de un utu ('venganza') por el azotamiento con látigo de un maorí que rehusó trabajar en el barco durante el viaje desde Australia. El hecho permanece como la mayor matanza en la historia de Nueva Zelanda.

En casos aislados, se ha acusado de caníbales a las poblaciones enemigas como medio de propaganda con que desproveerlas de toda civilización o humanidad. De esta forma, la conquista, represión o cualquier tipo de trato inhumano y vejatorio podían ser fácilmente justificados moral y legalmente. Otro ejemplo clásico de esta tendencia sería la acusación de canibalismo hacia los cristianos en época romana que facilitó su criminalización y posterior represión.

6- El come-niños es real y está en nuestro mundo



En 1936, en Argentina, se hace público que esos personajes que comen niños no existen sólo en la fantasía narrativa sino que tienen presencia real.
El titular de la primera página del diario El Orden de Santa Fé (de 22 de mayo) no dejaba lugar a dudas: “¡Existe el hombre malo que se Come a los Chicos!”, seguido de otros titulares no menos expresivos: “¡Cocinó y comió a una criatura de once años!”.

La entrevista que le hace al día siguiente el periodista en el mismo diario refiere algunos de los motivos del perfil que occidente ha ido construyendo acerca del canibalismo. Así narra su acto: “Primero lo abrí... Con el machete. Lo limpié bien. Yo sé cortar... Limpié bien los huesos. Primero los iba a guardar, para trabajarlos. Lindos huesitos. Hubiera hecho unas fichas. Pero por dentro no servían. Eran esponjosos. Entonces los tiré al río. Y la carne la colgué. Hice ganchitos y colgué la carne de la enramada cerca del rancho”. El periodista plantea a continuación otra cuestión que inquieta pero que está instalada en la curiosidad popular: “¿qué comió, cuánto comió?”. El caníbal da un tipo de respuesta de gourmet: hay pedazos de carne humana más o menos buenas y, además, dice haber comido con miedo porque este tipo de consumo crea adicción: “uno se envicia. Come y después siempre quiere comer”. 

Consumió la carne asada y frita y, además, derritió la grasa e hizo aceite: la fotografía de los tarros de cocina con las vísceras y la grasa hecha aceite no dejaban lugar a dudas sobre la materia culinaria.
Ante otra curiosidad de la policía responde dando más detalles: “La cabeza la herví... los sesos no se podían comer y se los di a los perros. Pero las carnes eran buenas”.
Tenemos aquí dos motivos del abigarrado perfil del caníbal: el asunto del come-niños/sacamantecas y la imagen fetiche construida en torno al ‘cocinamiento’ de la cabeza humana.
Este caso expresivo de lo que llamo deglución popular del canibalismo está integrado en un conjunto en el que interseccionan los últimos estertores de la literatura de cordel con un emergente género periodístico de sucesos. Para el caso español, por ejemplo, datan del primer tercio del siglo XX los últimos casos de sacamantecas y caníbales popularizados en literatura de cordel (“el niño robado por un mendigo”, “El horroroso descuartizamiento de una niña de 12 años en la Hurdes, Plasencia” y “El relato del doble asesinato y descuartizamiento de dos niños de siete y nueve años en Béjar, Salamanca” —Caro Baroja 1990:92—) y los casos reseñados por Fernández Juárez de sacamantecas popularizados por esa prensa de sucesos: la noticia del sacamantecas de la Sierra de Gádor, Almería, “que peor que un lobo carnívoro llevó a cabo la horrenda tarea de extraer las mantecas al niño Bernardo González Parra”; o el caso del niño Manolito Sánchez, asesinado en 1913 por un hombre que, según un testigo presencial —otro niño—, “le extrajo la sangre y las mantecas” (Fernández Juárez 2008a: 22-25, con información de Frías 2005).

Comer niños y sacarles la grasa parece acercarse con ese y estos sucesos de la retórica atemorizante a la realidad. Centenares de cuentos de la tradición oral occidental han relatado esa presencia fantástica, pero la existencia real y cotidiana de esos robadores de grasa, de los reales sacamantecas se había constatado fuera: por ejemplo para el caso latinoamericano en la realidad de los kharisiris o los pistacos. Resulta muy sugerente la convergencia analítica que hace Fernández Juárez (2008a: 147-153) respecto a estas dos tipologías cercanas y lejanas de caníbales, entre aquellos y estos robadores de manteca y sangre. Y resulta igualmente llamativa la diferente senda tomada por unos y otros a lo largo del siglo XX. Mientras los españoles salen del suceso real para engrosar literaturas fantásticas y apegarse a los casi inocuos “asustachicos”, los andinos provocan sentido real aún partiendo de la fantasía.
Un caso claro del binomio canibalismo-colonialismo al que me refiero a lo largo de este texto y que alude al segundo aspecto que anunciaba, el de la decapitación y ‘cocinamiento’ de la cabeza.

El asunto de la cabeza cortada y cocinada ha sido un tipo de complemento claro al canibalismo de extremidades crudas, o cocinadas. La decapitación y la cabeza en la olla ha sido el otro gran icono visual en los retratos de caníbales. Pero una vez más las famosas ollas con cabezas reconocibles de los caníbales africanos, o las no menos famosas ollas, con cabeza dentro, del dibujo de Stadem sobre los caníbales tupinambas y del canibalismo azteca del Códice Florentino tienen precedentes en la historia antigua y medieval europea.
Las decapitaciones de todos los cortadores de cabezas tienen un claro entronque europeo incluso de época más reciente.

Quizá uno de los caníbales más populares de la historia moderna de occidente sea Sawney Beane, el patriarca de un clan caníbal e incestuoso que vivió a finales del siglo XIV (hay versiones con una existencia cuatro siglos más tardía) en la costa oeste de Escocia, matando y devorando viajeros que se acercaban a la recóndita cueva donde vivía el clan que iba creciendo a partir de las relaciones incestuosas de Beane y su esposa con sus hijos. Los Beane fueron descubiertos y detenidos cuando un numeroso grupo de viajeros oyó gritos extraños y al acercase a su procedencia descubrieron a un hombre que se defendía de lo que describieron como una banda de atacantes salvajes; cerca de él su mujer se hallaba muerta y destripada mientras algunos miembros de la familia comían la carne cruda que le iban arrancando a trozos; otros habían
seccionado el cuello de la mujer y bebían su sangre. Al ser descubiertos los Beane huyeron a su cueva. Pero la búsqueda dio sus frutos y finalmente fueron descubiertos en su guarida. Una de las litografías sobre la vida en la cueva muestra justamente el cadáver decapitado de uno de los asesinados que van a comer dentro de la cueva y toda la tecnología de carnicero que se acumulaba allí; un tipo de tecnología carnicera que asocia a Sawney Beane con Garay, el caníbal de Santa Fe y que también se repetirá en las traslaciones a contexto caníbales “primitivos”.

7- Otras razones de canibalismo

El canibalismo por hambre en tiempos de amenaza extrema sería una práctica vinculada a situaciones donde se pone en juego la propia existencia, por lo que tiene su causa inmediata en la desesperación y la necesidad radical de sustento. Actualmente, ha decrecido su práctica y en las civilizaciones actuales es socialmente rechazado y legalmente sancionado; la extensión y aceptación social en el pasado es un tema debatido en la antropología y se enmarca en el relativismo cultural. Los casos particulares se relacionan con situaciones extremas de hambre, criminales o personas con profundos problemas psicológicos. Hubo un caso notable, el del soldado polaco Charles Domery, cuyo apetito inusual le llevó a intentar comerse la pierna amputada de uno de sus compañeros para satisfacer su hambre extrema.

En el Antiguo Egipto, a fines del 3er milenio a.d.C., debido a una sequía muy larga (al parecer un evento global llamado «Súper Niño»), el hambre llevó a la gente a la insurrección y al canibalismo (única ocasión conocida de Egipto), época registrada en la historia egipcia como "los años de los chacales". Este suceso llevó al fin del Imperio Antiguo y al inicio del Primer periodo intermedio de Egipto.

En la Biblia está escrito que los antiguos israelitas en caso de desobediencia a Dios serían castigados con grandes calamidades incluyendo el comer carne de sus propios hijos e hijas (Levítico 26:27-29). Durante el sitio de Samaria por parte de los sirios, se relata el caso de una mujer que junto a otra se comieron al hijo de la primera (Segundo Libro de los Reyes 6:24-33). Durante el sitio de Jerusalén (70 d.C.) el historiador Flavio Josefo relata un caso de canibalismo perpetrado por una mujer de nombre María contra su propio hijo ante la hambruna que asolaba a la ciudad rodeada por el ejército romano.

En estos casos suelen ingerirse los cuerpos de los muertos por otras causas y es poco frecuente el homicidio con fines caníbales. Históricamente, están atestiguados, con mayor o menor grado de verosimilitud, casos de canibalismo durante el Sitio de Maarat an-Numan en ocasión de la Primera Cruzada, durante la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), el asedio de Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial y la época del colonialismo, sobre todo como consecuencia de los frecuentes naufragios. Más allá de circunstancias históricas de este tipo, se conocen también casos de canibalismo vinculados a hechos dramáticos concretos, como fue el caso de los supervivientes del accidente aéreo producido en los Andes en 1972, que hubieron de alimentarse de sus compañeros muertos para sobrevivir. Quienes han probado la carne humana afirman que ésta tiene un sabor similar a la de cerdo.


 http://listverse.com/wp-content/uploads/2008/12/cannibalismart-tm.jpg

En las selvas de Nueva Guinea existen muchas comunidades nativas aisladas, muchas de ellas aguerridas, algunas de las cuales han practicado el canibalismo, principalmente atacando a sus vecinos, otras veces por ritual rendido a sus recién difuntos (es lo que les provocaba la enfermedad conocida como kuru).

En guerras o épocas de hambre surgen a menudo relatos de este tipo de canibalismo. Algunos ejemplos, más o menos debatidos, serían: en la Unión Soviética en los años 1930; durante el Sitio de Leningrado en 1941 en la Segunda Guerra Mundial, durante 900 días de asedio murieron alrededor de 1.500.000 personas y se dieron muchos casos de canibalismo entre sus habitantes; en China, durante la guerra civil y durante la gran hambruna del «Gran salto adelante».

Las tropas japonesas lo pudieron practicar ocasionalmente en la Segunda Guerra Mundial. Muchos informes escritos y testimonios recolectados por la Sección australiana de crímenes de guerra del Tribunal de Tokio e investigados por el fiscal William Webb (el futuro juez en jefe), indicaban que el personal japonés en muchas partes de Asia y el Pacífico cometieron actos de canibalismo contra los prisioneros de guerra aliados. En muchos casos, esto estuvo inspirado por los ataques siempre crecientes de los aliados a las líneas de suministro japonesas y a la muerte y la enfermedad del personal japonés como resultado del hambre. Sin embargo, según el historiador Yuki Tanaka: «el canibalismo era a menudo una actividad sistemática conducida por escuadrones enteros y bajo la dirección de oficiales».

Por ejemplo, un prisionero de guerra de India, Havildar Changdi Ram, testificó que: «el 12 de noviembre de 1944 el Kempeitai decapitó a un piloto aliado. Yo vi esta escena desde atrás de un árbol y observé a algunos de los japoneses cortando carne de sus brazos, piernas, caderas, nalgas y llevársela hacia sus cuarteles... La cortaron en pequeñas piezas y la frieron». Quizás el oficial de más alto rango condenado por canibalismo fue el lugarteniente general Yoshio Tachibana, quien con otros once japoneses fue juzgado en relación con la ejecución de pilotos estadounidenses y el canibalismo de, al menos, uno de ellos, en agosto de 1944, en Chichi Jima, en las Islas Ogasawara.

La práctica del canibalismo como último recurso en situaciones de hambre fue la extrema situación de los jugadores de rugby uruguayos sobrevivientes del ya nombrado accidente aéreo en los Andes en 1972, quienes lograron mantenerse con vida alimentándose de los cuerpos de las víctimas mortales del accidente. El canibalismo como forma de supervivencia fue realizado después de una oración solemne. Más tarde se justificó plenamente la acción de supervivencia.

El 11 de julio de 1981 Issei Sagawa asesinó de un disparo a Renée Hartevelt de 25 años de edad, descuartizó el cuerpo y se lo comió. Narraría su experiencia caníbal en un posterior libro. Actualmente, Sagawa vive en libertad en Tokio y es una pequeña celebridad en Japón, a menudo es invitado a participar como conferenciante y comentarista en televisión.

Entre 1978 y 1991, Jeffrey Lionel Dahmer, apodado "El Carnicero de Milwaukee", fue un asesino en serie responsable por la muerte de 17 hombres y chicos. Es conocido no sólo por la cantidad de personas que asesinó, sino también por practicar la necrofilia y el canibalismo. En el año 2002 se estrenó una película llamada "Dahmer" basada en su historia real, con Jeremy Renner en el papel de Jeffrey Dahmer.

En 1999, se dio en Venezuela un caso de canibalismo: Dorángel Vargas, un indigente oriundo del Estado Táchira asesinaba a sus víctimas para luego consumir la carne. Se le conoció como "El comegente del Táchira". Sin embargo, en este caso se trataba de un cuadro de esquizofrenia aguda que padecía.

En marzo de 2001 Armin Meiwes grabó en vídeo como cortó el pene, asesinó, descuartizó y se comió a Bernd Brandes con quien contactó por Internet y que supuestamente le pidió que lo matara y luego le devorara. Por ello Armin Meiwes es conocido como el caníbal de Rotenburgo.

El 8 de octubre de 2007, miembros de la Procuraduría General de Justicia de México DF fueron a la casa de José Luis Calva Zepeda y lo arrestaron bajo la sospecha de ser responsable de la desaparición de su novia Alejandra Galeana Garabito, quien había sido vista por última vez el día 6 del mes. Fue hallado el cuerpo de esta mujer destazado y algunas partes frito en un sartén. No se ha comprobado científicamente que ingiriera carne humana, y él mismo lo negó antes de morir, pero algunos datos apuntan a que así fue. Trató de escapar a través de una ventana, pero se lastimó en el intento y fue aprehendido. La policía encontró restos del cuerpo de su novia, carne humana en el refrigerador, una sartén con carne humana frita y huesos humanos en una caja de cereal, además de un libro sin terminar titulado "Instintos Caníbales" o "12 días" y una foto de Anthony Hopkins en su papel de Hannibal Lecter.

8- Características de un caníbal


El psicólogo del Instituto de Criminología (Inscrim) de la PDI, Gonzalo Torrealba, explicó a Emol algunas de las características que poseen aquellos sujetos que practican el canibalismo.

Según el especialista, detrás de quienes llegan a tener este tipo de conductas, hay algunos elementos previos a considerar, por ejemplo, el sadismo que implica el uso de agresión y humillación en perjuicio de la víctima. Agrega que un sujeto caníbal no tiene la capacidad de juicio-realidad conservada y a su vez posee un descontrol del impulso que conlleva directamente el perjuicio en otro. También hay que considerar un factor sociológico que implica la internalización de cultura, valores, normas y cánones. Y dentro de esos cánones está establecido cierto tipo de alimentación, así como los vínculos sociales, por cuanto "no se espera que un ser humano con sus facultades mentales conservadas llegue y desarrolle dicha conducta".

Torrealba dice además que un sujeto puede desarrollar una conducta a propósito de un estímulo de una situación puntual específica o bajo el consumo de alcohol o drogas, o bien dentro de un grupo inserto en el cual ciertas conductas puedan estar establecidas como adecuadas.

El confundador del programa del Psiquiatría y Leyes de la Universidad de Harvard, el médico psiquiatra Harold J. Bursztaijn, ha señalado que hay 3 factores importantes a evaluar: la sustancia como tal, el estado mental de la persona y el ambiente social.

"La sustancia y sus consecuencias a veces son obvias: las anfetaminas te hacen paranoico, el opio deprime, pero después llegamos al estado mental que es el más importante", ha declarado.
Para el médico psiquiatra, el estado mental depende de si la persona es vulnerable a hacer psicótica. Cuando una persona toma alucinógenos puede cometer actos que son difíciles de comprender. "Una persona que es vulnerable a la psicosis tal vez se convierta en psicótica en el proceso y podría llegar a cometer actos terribles. Si están en presencia de una persona que pueda volver a calmarlos podría controlarse, pero si están con alguien que consideran molesto o si es alguien con advertencias antisociales podrían ocasionar estos actos como el canibalismo", sostiene.

Las personas que actúan fuera de sí mismos -sostiene- "comenten actos horrendos" cuando están bajo la influencia de alguna sustancia y cuando regresan a su estado normal de mente sienten culpabilidad, vergüenza y pueden cometer actos suicidas.


 http://img.desmotivaciones.es/201110/andreichikatilo.jpg

Andréi Chikatilo, conocido como "el carnicero de Rostov" llegó a realizar al menos 53 asesinatos.
Mutilaba los cuerpos a mordiscos, les cortaba los genitales o solamente extirpaba los testículos, que guardaba a modo de trofeo. En algunas ocasiones realizaba estas amputaciones cuando la víctima se hallaba aún con vida, aunque no consciente.
Además practicaba actos de canibalismo, en sus declaraciones confesaría que le gustaba tragarse las partes del cuerpo más blandas.

9- Canibalismo en la cultura

En la mitología griega, al dios Cronos se le profetizó que uno de sus hijos le destronaría, por lo que cada vez que nacían sus hijos, los devoraba. Su esposa Rea, harta del proceder de Cronos, cuando iban a nacer su quinto y sexto hijos, parió en secreto, y una vez nacido Zeus, a su marido le dio una piedra en lugar de su hijo. Una vez crecido Zeus, obligó a su padre a vomitar a sus hermanos: Hera, Deméter, Hestia y Hades.

El citado caso de los Supervivientes de los Andes provocó la generación de noticias, libros y películas. Aparece también como tema en múltiples obras, desde Tito Andrónico de William Shakespeare, o más recientemente la novela de Edgar Allan Poe Las aventuras de Arthur Gordon Pym, donde cuatro supervivientes deciden jugarse a suertes quién de ellos se sacrifica para que los demás coman, pues llevaban muchos días en mitad del océano sin comida y sin bebida, hasta el caso del Dr. Hannibal Lecter, personaje de ficción de la película El Silencio de los Corderos, basada en la novela homónima de Thomas Harris.

0 comentarios: